Page 84 - Libro Max Cetto
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Cetto visto desde la cercanía


































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                                                                                                            del arquitecto en su
                                                                                                            casa, Agua 130,
                                                                                                            Ciudad de México,
                                                                                                            1967, © Archivo
                                                                                                            Max Cetto, UAM
                                                                                                            Azcapotzalco.

                                                                                  38
                  ésta se vendió y fue despiadadamente destruida por su compradora.  Juan fue un auténtico
                  padrino, cariñoso, atento a la familia cuando su compadre se encontraba fuera, impartiendo
                  cátedra o conferencias en universidades de Estados Unidos o Europa. También fue quien
                  generosamente le prestó su firma en múltiples proyectos –por lo menos 12– cuando Cetto
                  todavía no obtenía su cédula con efectos de patente, tras haberse nacionalizado mexicano.
                  Ello coincide con la época en que Juan estaba dedicado de lleno a la pintura; sólo retomaría
                  la arquitectura cuando concibió su casa orgánica en avenida San Jerónimo.



                  A manera de conclusión


                  En mi búsqueda por el reconocimiento justo de autorías, de manera alguna pretendo negar
                  el diálogo y la –por ende– fructífera colaboración de Cetto con otros arquitectos; sería un
                  absurdo. Es claro que, así como Max Cetto aportó a la arquitectura mexicana su bagaje,
                  sus obras, sus reflexiones, su actividad docente y el análisis crítico manifiesto en su libro,
                  también se nutrió grandemente de la experiencia, el talento y las conversaciones con los
                  arquitectos de nuestro país.
                      Ahora bien, Cetto nunca reclamó como suya la autoría de proyectos que le encargaron
                  cuando su relación era de empleado. Soy yo quien de manera ilustrativa ha incluido en la
                  lista algunas de estas obras, a fin de que se entienda qué hizo mi padre a partir de su llegada
                  a México y hasta 1945.
                      En el caso de aquellos colegas con quienes tuvo oportunidad de colaborar, específica-
                  mente con su amigo Luis Barragán, me pareció importante distinguir claramente el periodo
                  inicial (1939-1945), de aquel momento cuando Luis le depositó su confianza (1947-1951),
                  encargándole, ahora sí en calidad de cliente, los proyectos y la ejecución de las dos casas
                  muestra en avenida las Fuentes en Jardines del Pedregal.

                  38 Juan O’Gorman, “Un ensayo de arquitectura orgánica”,  Arquitectura México 112 (noviembre-diciembre de 1976), 92-99.


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