Page 75 - Libro Max Cetto
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Bettina Cetto






                                       igualmente atractiva y comercial. Muy satisfechos con el resultado, le encargaron el proyecto
                                       y la ejecución de la segunda casa-muestra, en el terreno adyacente.
                                           En todas las publicaciones que conozco, y que son abundantes, previas a 1976 –cuando
                                                                                                  27
                                       apareció el libro del joven curador argentino Emilio Ambasz – ambas casas aparecen pu-
                                       blicadas con la exclusiva autoría de Max Cetto, porque fueron proyectos que se le encarga-
                                       ron: la empresa fraccionadora –Luis Barragán y Alberto Bustamante– eran el cliente. Y Max
                                       Cetto, el arquitecto.
                                           Cetto nunca se declaró el autor o coautor de proyectos que realizó cuando, entre 1939
                                       y 1943, Barragán le llevaba trabajo a casa. En su curriculum vitae mi padre manifiesta que,
                                       durante los primeros años en este país, trabajó con los arquitectos Villagrán, Barragán y
                                       Rubio, después de lo cual comenzó a establecer su propia oficina en la Ciudad de México,
                                       como miembro de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos y del Colegio Nacional de Arqui-
                                       tectos de México. En su listado de obras en México se limita a señalar, sobre este periodo,
                                       que: “Supervisa obras del Arq. José Villagrán García y trabaja como proyectista de diversos
                                                                                                                            28
                                       trabajos de arquitectura, en colaboración con los arquitectos Luis Barragán y Jorge Rubio”.
                                       Por lo mismo, en la entrevista con Lilia Gómez –de la cual se desprende la salvedad de que
                                       el joven arquitecto yucateco sí veía a Cetto más como socio– expresaría: “Ahora bien, los
                                       trabajos que yo hice, los realicé en calidad de empleado, así que nunca pude reclamarlos y
                                                                                              29
                                       ahí andan navegando bajo el nombre de otro arquitecto”.  Una situación completamente
                                       distinta se presenta a partir de 1947, cuando tiene instalado su propio despacho y ha obte-
                                       nido ya la nacionalidad mexicana y su cédula con efectos de patente. Firma sus proyectos, ya
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                                       no es empleado de nadie  y, por lo mismo, publica sus proyectos como suyos.
                                           En la casa muestra de Av. Las Fuentes 140, cuya edificación concluye en 1950, reapa-
                                       recen el ventanal y la doble altura de la estancia. Al respecto, en Arquitectura moderna en
                                       México Cetto expresa su tristeza porque, al tratarse de un proyecto que diseñó por encargo
                                       de la empresa fraccionadora de Jardines del Pedregal de San Ángel como promoción y para
                                       su venta, encontrándose él de viaje:

                                              […] el  leitmotiv de la composición arquitectónica que la unía y caracterizaba, fue
                                              sacrificado por consideraciones tímidas antes de haber encontrado su dueño: el macizo
                                              de lava que rodea al estanque en los lados Oeste y Sur, se había aprovechado no sólo
                                              como apoyo de la planta alta con las recámaras, sino que también era visible en la

                                       27 Emilio Ambasz, The architecture of Luis Barragán (Nueva York: Museum of Modern Art, 1976). Este vistoso libro,
                                       con fotografías de Armando Salas Portugal, se presentó como “catálogo de la exposición” de Luis Barragán. De hecho,
                                       se publicó previamente y no hubo una exposición de la obra de Barragán como tal, sino solamente un slide-show de las
                                       bellísimas fotografías. En todo caso, la falta de rigor del joven argentino se pone de manifiesto en el libro al no mencionar
                                       a Clara Porset, quien diseñó los muebles y accesorios que aparecen en algunas imágenes que publica. Tampoco es correcto
                                       adjudicar la autoría de las Torres de Satélite a Luis Barragán en colaboración con Mathias Goeritz; el crédito justo, en
                                       todo caso, va al revés. Otros datos extraños que proporciona Ambasz se refieren al fraccionamiento Jardines del Pedregal,
                                       al aseverar que la primera casa se edificó alrededor de 1945 y que para 1950 ya había 50 residencias construidas. Su
                                       conocimiento del sitio no es, por lo visto, presencial. Pero el adjudicar coautoría a Barragán en los proyectos de las casas
                                       muestra constituye un gesto por demás innecesario ya que, por su genialidad, Barragán de por sí brilla tanto. Es, además,
                                       el inicio de un error historiográfico que se multiplicaría ad infinitum.
                                       28 Curriculum vitae de siete páginas, fechado el 14 de abril de 1972, firmado por su autor, Archivo Max Cetto Uam
                                       Azcapotzalco.
                                       29 Gómez, “Entrevista con el arquitecto Max L. Cetto”, 119.
                                       30 Un “dato” que a simple vista parecería irrelevante pero no lo es porque se lee de manera recurrente —en virtud de que tal
                                       es la senda que a menudo recorren los errores historiográficos, mientras nadie les ponga un freno— es que Cetto “recibió el
                                       terreno para edificar su casa como pago por trabajos”. La cita textual reza así: “in Exchange for agreeing to help Barragán with the
                                       design of El Pedregal´s two Demonstration Houses on Avenida de las Fuentes, Cetto received a rocky 1,800-square-yard building lot
                                       on Calle Agua”, Keith Eggener, Luis Barragán´s Gardens of El Pedregal (Nueva York: Princeton Architectural Press, 2001), 44.
                                       Nada más alejado de la realidad; mi padre adquirió –compró– el terreno para edificar su casa a un costo de $6.00 (M.N.)
                                       por metro cuadrado. Tengo perfectamente guardada en la memoria esta información que todos en casa conocíamos. De
                                       hecho, en virtud de que en esos años iniciales del fraccionamiento no existían a la venta lotes pequeños, la concesión que
                                       la empresa de Barragán y Bustamante le hizo a Cetto fue la de dividir en dos un lote de poco más 3,000 metros cuadrados
                                       para tornar más accesible la compra y es así que nuestro lote, donde se edificó la casa de Agua 6 (después 130) midió
                                       aproximadamente la mitad del lote original. Conservo incluso una carta de Barragán y Bustamante que data de 1952, donde
                                       gentilmente le informan a Maximiliano Cetto que está lista la acometida telefónica para “el terreno que usted adquirió”.

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