Page 52 - Libro Max Cetto
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Max Cetto: arquitecto e historiógrafo de la modernidad mexicana






                  tivas de los edificios abarcaban grandes extensiones de terreno y siempre querían ser vistos
                  casi por completo; podríamos decir que se crea una “visión total” en las láminas de los ex-
                  presionistas. La idea de la monumentalidad germana emanaba de todos lados. En ocasión
                  del renacimiento de la Deutscher Werkbund (liga laboral alemana) en 1919, Hans Poelzig
                  habló así: “la arquitectura es un producto de un estado nacionalista de la mente […] como
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                  “ars magna” […] donde la convicción que ha sido establecida sea crear para la eternidad.”
                  Este pensamiento de Poelzig, meses después del fin de la guerra, refleja las intenciones de su
                  actividad mientras la primera guerra ocurría. El Bismarck Memorial de 1914 y la House of
                  Friendship (concurso organizado por la Deutscher Werkbund para Estambul en 1917) son
                  clara muestra de la conciencia monumental asociada a la permanencia.
                      En 1919 Poelzig construye lo que posteriormente representaría el verdadero  Gesa-
                  mtkunstwerk (obra de arte total), el Grosses Schauspielhaus (Gran Teatro) de Max Rein-
                  hardt, aquel espacio adaptado del circo de Berlín. En él Poelzig descarga los temas que le
                  identifican al expresionismo inicial: la cueva, la caverna y la gruta (como el pabellón de Taut
                  en Colonia), que expresan aquel carácter tectónico contrapuesto a todos los trazos estereo-
                  tómicos reguladores; por ello la cúpula está llena de estalactitas. La policromía era otro sig-
                  no, los expresionistas transformaban el mundo a través de los colores. Arquitectónicamente,
                  el teatro de Reinhardt y la creación de la Bauhaus son las acciones más importantes de la
                  joven República de Weimar; ambos compartirían una genealogía ideológica común.
                      Las secuelas de la guerra arrastrarían condiciones sociales inestables y de depresión
                  general, los expresionistas murieron en la proclama del compromiso del artista ante un
                  arte para el pueblo. “El expresionismo es –como el socialismo– el grito contra la materia,
                  contra el mal, contra la máquina, contra el centralismo. El expresionismo es por el espíritu,
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                  por Dios, por el hombre en el hombre”.  La obra de Hans Poelzig como académico cobra
                  el mayor sentido dentro de lo anterior. Su capacidad de involucrar al estudiante fue tal vez
                  insuperable, no influyó en él como figura a imitar; dejó libre la expresión interna y su fluidez.
                  Fue el mejor promotor de los proyectos que se gestaban en sus aulas. Ahí radica tal vez la
                  semilla que buscamos para evidenciar que el expresionismo se diseminó de modo silencioso
                  y modesto dentro de la “nueva arquitectura”, perdiendo corporeidad y presencia obvias. El
                  expresionismo vivió lo suficiente para ser aprendido y llevado dentro, aún después de con-
                  siderado extinto. En la posguerra se da una nueva situación y la corriente se divide en dos.
                  Una de ellas fue más tradicional y su uso de materiales fue menos inventivo; la segunda fue
                  más radical todavía que la etapa primigenia, en el sentido de que intentó proveer a la arqui-
                  tectura de nuevas bases.
                      Es aventurado –pero necesario– declarar que el expresionismo se disolvió dentro de la
                  arquitectura racional cuando a Mies van der Rohe –quien también surca como expresio-
                  nista, como muestra su proyecto para “Rascacielos de cristal en Friedrichstrasse” en Berlín
                  (1919-21), líder de Der Ring, sucesor de aquellos grupos “pro-arte” para el pueblo como el
                  Arbeitsrat für Kunst de 1919 y del Novembergruppe de 1918– es nombrado por la Deuts-
                  cher Werkbund director de la exposición de la Weißenhofsiedlung (colonia de Weißenhof)
                  en Stuttgart, en 1927. Ahí se muestra “la completa victoria de la Neue Sachlichkeit. Todos
                  los edificios eran rectangulares y de formas puras, aún a pesar del poder de los “ex-expre-
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                  sionistas” como Poelzig, Taut y Scharoun”.  En ese momento las líneas curvas, de colores
                  y retorcidas en el espacio cedieron a la línea funcional de color puro la tarea de anunciar la
                  “nueva arquitectura”; no obstante, seguirían siendo la base de la creación moderna.
                      La formación académica de Max Cetto transcurrió básicamente en el corazón de los
                  acontecimientos que llevaron a la formación de la República de Weimar. En 1921 se tras-



                  4 Dennis Sharp, Modern Architecture and Expressionism (Londres: Longmans Green, 1966).

                  5 Wolfgang Pehnt, La arquitectura expresionista (Barcelona: Gustavo Gili, 1975).
                  6 Sharp, Modern Architecture and Expressionism.
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