Page 51 - Libro Max Cetto
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Daniel Escotto






                                       Paul Scheerbart lo demuestra. La Bauhaus, soporte académico de la “nueva arquitectura”,
                                       vio la luz a partir de aquellas consideraciones de Gropius sobre la colectividad de la catedral
                                       gótica y durante su primera etapa se refugiarían en ella importantes pintores expresionistas.
                                       Giedion también escribe, y con certeza, que “el expresionismo se ha infiltrado en todo el arte
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                                       alemán”.  El expresionismo fue el primer movimiento que realmente intentó romper con
                                       una tradición inconsciente, no con las raíces; Poelzig hablaba de huir de la “adopción mera-
                                                                                3
                                       mente decorativa de las formas del pasado”. Hoy ya es fácil relacionar los nombres de Hans
                                       Poelzig, Peter Behrens, Bruno Taut y algunos otros –anteriormente figuras olvidadas– con
                                       los primeros inicios del cambio verdadero en la arquitectura. La implantación del principio
                                       de empatía o Einfühlung en la Turbinenhalle de Behrens para la AEG en Berlín impone ya
                                       su voluntad de forma o Kunstwollen. Hablan de una capacidad de transformar las formas
                                       mediante la ideología.
                                           La exposición de Colonia de 1914 organizada por la Deutscher Wekbund, unión creada
                                       en 1907 para unir el arte, la sociedad y la producción bajo la dirección de Hermann Muthe-
                                       sius, marcó definitivamente un cambio en los estándares. Dentro de ella hubo conflictos
                                       con la tipificación y el objeto; la tesis de Muthesius sobre el perfeccionamiento paulatino
                                       del objeto producido fue contrapuesta a la defensa del concepto de Kunstwollen como único
                                       generador de una normal en el arte. La exposición mostró el trabajo de los artistas de la
                                       Werkbund, que se mantenía en el apoyo a la individualidad del artista.  El teatro de Henry
                                       van de Velde, la fábrica de Walter Gropius y Adolf Meyer y el pabellón de Bruno Taut son
                                       las muestras más grandes de aquel trabajo libre y sintético de una realidad sincrónica. La
                                       estandarización no era, hasta antes de la guerra, tan necesaria; el trabajo individual tenía que
                                       presentar sus últimas ofertas. La discusión principal de la exposición fue ésa, la integración
                                       de la industria y la artesanía; el pabellón de cristal de Taut tiene ese doble discurso. La expo-
                                       sición de Colonia pretendía ser un resumen político, práctico y teórico de las vías del futuro
                                       y cómo éste podía ser. Fue justamente Bruno Taut (1880-1938), el más joven de la primera
                                       generación de expresionistas, quien supo integrar las ideas de la verdadera arquitectura mo-
                                       derna a la vanguardia de posguerra, concretando el “sueño de cristal” de Scheerbart.
                                           El individualismo fue un elemento decisivo para la proyección del expresionismo, los
                                       trabajos de Peter Behrens (1868-1940) y Hans Poelzig (1869-1936) lo demuestran. El pa-
                                       ralelismo entre ambos ha sido poco estudiado; si bien parten de sitios diferentes –Behrens
                                       de Darmstadt y Poelzig de Breslau–, ambos se consolidan en Berlín. Hans Poelzig es tal vez
                                       quien mejor demostró ser un expresionista, pues caminó diametralmente dentro del dise-
                                       ño, nunca se encasilló, mostró que aquella fuerza interior y voluntad de forma no estaban
                                       reñidas con la historia; al contrario, buscaban en ella su propia voluntad. Poelzig habría de
                                       realizar sus primeras obras en Breslau, donde fue director de la Academia de Artes entre
                                       1903 y 1916. El proyecto del molino de agua de 1908 declara aquella dicotomía que desde
                                       los inicios interesó a Poelzig: la “tradición” y la “técnica”. El edificio marca un nuevo “tipo”,
                                       es un edificio con estructura entramada de acero y muro de ladrillo (Stahlfachwerk) que
                                       permite apreciar las novedosas formas arqueadas de las ventanas. Los perfiles son también
                                       suavizados de modo curvilíneo; propone una retícula metálica ortogonal para los ventanales
                                       exenta del cuerpo y une los dos cuerpos del conjunto mediante un puente superior. Estos
                                       dos últimos elementos son muy parecidos a los de algunos edificios de Gropius, como el de
                                       la Bauhaus en Dessau de 1925.
                                           La primera etapa del expresionismo será la más importante. Si bien no se puede hablar
                                       de características bien definidas en cuestiones formales, el espíritu fue lo que unió a los
                                       iniciadores de la corriente. La monumentalidad se reflejaba desde los dibujos, las perspec



                                       2 Giedion, Space, Time and Architecture.

                                       3 Theodor Heuss, Hans Poelzig: Das Lebensbild eines Deutschen Baumeisters (Stuttgart: Deutsche Verlags-Anstalt, 1939.
                                       Reimpresión 1985).
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