Page 49 - Libro Max Cetto
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Max Cetto: arquitecto e historiógrafo de la
                                       modernidad mexicana

                                       Daniel Escotto



                                               [..] Cuando el pensamiento se detiene de golpe en una constelación cargada de tensiones,
                                                  la constelación se cristaliza en una mónada. El materialista histórico va hacia un objeto
                                                  histórico sólo y en cuanto éste se le ofrece como mónada. En tal estructura, él reconoce
                                                el signo de una detención mesiánica del acontecer, en otras palabras: de una oportunidad
                                              revolucionaria para la lucha a favor del pasado oprimido. Él la capta para hacer saltar, fuera
                                                del curso homogéneo de la historia, una época determinada; para hacer saltar, fuera de la
                                              época, una biografía determinada; para hacer saltar fuera de la biografía, una obra determi-
                                                nada. El resultado de su conducta es que, en la obra, está custodiada y abierta la biografía;
                                                                  en la biografía, la época; y en la época, el curso general de la historia.

                                                                                       Walter Benjamin, Über den Begriff des Geschichte


                                          esulta inquietante reflexionar sobre aquella idea que el crítico e historiador inglés (de
                                       R   origen alemán) Nikolaus Pevsner planteó al final de su vida: “construir una nueva historia
                                       de la arquitectura a través de las figuras olvidadas”. Evidentemente se refiere al periodo que
                                       va desde el humanismo antropocéntrico del cinquecento italiano hasta la modernidad de la
                                       primera mitad del siglo XX, pues la historia de la arquitectura y el arte que conocemos hoy
                                       en día está escrita con los nombres y apellidos de los más notables como guión central, así
                                       que es tentador iniciar desde una nueva coordenada 0-0.
                                           El libro Arquitectura moderna en México (1961), escrito por Max Cetto y publicado
                                       por primera vez hace 60 años, es una variante de esta idea “pevsneriana”. Si bien no que-
                                       dan veladas las figuras mexicanas más reconocidas, sí es un intento de evidenciar las ramas
                                       genealógicas de la arquitectura moderna mexicana, tantas veces explicadas de diferentes
                                       formas por historiadores locales y la gran mayoría de ellas fallidas, justamente por la visión
                                       endogámica que quiere concebir la modernidad mexicana como una condición única y ais-
                                       lada de otras fuentes de oxigenación. La naturaleza de las ideas críticas de Cetto es la misma
                                       que aquella de los exploradores del siglo XIX, como Désiré Charnay o el mismo Alexander
                                       von Humboldt; justamente su extranjería los hace valorar la grandeza de una cultura nueva,
                                       pero a la vez son implacables con el drama y sus obscuras intenciones, aquéllas producidas
                                       inconscientemente por la misma sociedad. Si bien Max Cetto se consideró a sí mismo
                                       un arquitecto mexicano-alemán, son bien conocidos los pasajes controvertidos entre él y
                                       ciertos arquitectos mexicanos reconocidos –por varias razones–,principalmente por la idea
                                       de lo que es buena arquitectura para unos y para otros. En la introducción del libro Cetto
                                       intenta, ya desde el principio, explicar de dónde le vienen estas ideas, parafraseando a Sybil
                                       Moholy-Nagy, Bruno Zevi, Adolf von Hildebrand, su maestro Henrich Wölfflin, Sigfried
                                       Giedion y hasta al mismo Pevsner; y claro, su pasado arquitectónico y académico sale a flote.
                                           Es por ello que intentaré centrar las bases que le dieron a Max Cetto la platafor-
                                       ma desde donde habría de sustentar esta visión tan necesaria para la historiografía de la
                                       arquitectura mexicana del siglo XX: el expresionismo y la nueva objetividad (Neue Sachlichkeit),
                                       haciendo un viaje sobre los conceptos de estos autores y arquitectos que tocaron el alma
                                       de Max, desde su formación académica hasta su práctica profesional, para demostrar la con-
                                       gruencia intelectual de nuestro querido arquitecto mexicano-alemán. Sobre este punto cabe
                                       destacar su cariño y agradecimiento a sus mentores, ya que en la página cinco del libro se lee la
                                       dedicatoria: “A la memoria de mi Maestro Hans Poelzig”.







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