Page 58 - Libro Max Cetto
P. 58

Max Cetto: arquitecto e historiógrafo de la modernidad mexicana






                      En 1937 Esther Born acababa de publicar un suplemento en Architectural Record titulado “The
                  New Architecture in Mexico”, en el que afirmaba que “México, the country of siestas has woke up”
                  y donde se mostraban varias obras modernas mexicanas, entre ellas las conocidas casas-estudio
                  para Diego Rivera y Frida Kahlo de Juan O’Gorman y casas de Luis Barragán, ya en la Ciudad
                  de México. Hacia estas mismas fechas Richard Neutra había realizado un extenso viaje por
                  la República Mexicana, acompañado incluso por el mismo Luis Barragán; además, la obra de
                  Neutra había sido muy publicada en las revistas de arquitectura en México, así que no resulta
                  extraño pensar que hablara con Cetto sobre México y así acabara de tomar la decisión que venía
                  planeando: “bajar” a México. Hay que recordar que a la situación socialdemócrata cardenista
                  mexicana de la segunda mitad de la década de los 30 se asociaba la idea de que “En México […]
                  se está formando el nuevo mundo”. 18
                      Desde 1939 Cetto colaboró con Luis Barragán. Una primera obra fue el atelier para
                  cuatro artistas en la glorieta Melchor Ocampo. En este caso hay que observar que Luis Ba-
                  rragán hace dos edificios; uno solo y otro con Cetto. El primero es una fachada simple, con
                  ventanas alargadas en los tres niveles de vivienda y una terraza-jardín muy a la Le Corbusier
                  en la Weißenhofsiedlung de Sttugart de 1927; en el segundo –en colaboración con Cetto–
                  varía la fachada aunque conserva un programa parecido, debido al acomodo de una escalera
                  que genera el movimiento de las ventanas. Estos detalles fueron en los que Cetto intervino,
                  pues los diseños de fachada están dibujados por él mismo. Posteriormente, las conocidas
                  casas-muestra de avenida de las Fuentes en el Pedregal o la misma casa Prieto-López son
                  también producto de esa colaboración, sin que se conozca mucho el caso en la turbia historia
                  mexicana. Así, ocultos, en espera a ser develados, quedan muchos elementos de esa extraña
                  colaboración, para poder plantear que la arquitectura que representa al México moderno
                  ante el mundo se fraguó en esa simbiosis de Barragán y Cetto.


                  Reflexión




                  ¿Puede provenir alguna incidencia fundamental sobre la arquitectura en México de la cabeza
                  de un arquitecto inmigrante? Lo cierto es que Max Cetto es ese materialista histórico del que
                                                                          19
                  nos habla Walter Benjamin, formado en el “caldo de cultivo”  de la modernidad alemana –más
                  bien, centroeuropea– que asistió a los Ciam y que conoció el trabajo de los arquitectos modernos
                  “oficiales” in situ  –no en las páginas de las revistas en blanco y negro–, intercambió puntos de
                  vista y revisó proyectos en esa Europa de entreguerras que planteaba un orden nuevo hasta antes
                  del régimen nazi. La pregunta más bien debe ser: ¿pueden las ideas viajar, diseminarse y germi-
                  nar para influir de una manera silenciosa? La historia critica juzga y condena, las verdades ahora
                  son parciales y solamente la verdad histórica tiene la fuerza de acuñar de nuevo lo que se conoce
                                   20
                  como nunca oído:  “Volver la mirada hacia el pasado no es solamente inspeccionarlo o encon-
                  trar un patrón que sea el mismo para todos; al mirar hacia atrás el objeto se transforma [...] todo
                                                                                                         21
                  de acuerdo con la naturaleza del que observa [...] No se puede tocar la historia sin cambiarla”.










                  18 Frase acuñada en 1939 por Adolfo Sánchez Vázquez, filósofo y poeta español republicano, mientras emigraba a México.
                  19 Comentario de Humberto Ricalde, en tantas pláticas que mi maestro y yo sostuvimos sobre el tema.

                  20 Ver Friedrich Nietzsche, Sobre la utilidad y los perjuicios de la historia para la vida (Barcelona: Edaf, 2000).
                  21  Josep Maria Rovira en Sigfried Giedion, Escritos escogidos. Colección de arquitectura (Murcia: Colegio Oficial de apare-
                  jadores y Arquitectos Técnicos, 1997).

                  58
   53   54   55   56   57   58   59   60   61   62   63