Page 63 - Libro Max Cetto
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Cetto visto desde la cercanía
Bettina Cetto
La integración requiere colaboradores disciplinados,
dispuestos a salir de su subjetivismo, a renunciar a
sus maneras individualistas y caprichos geniales
a favor de un intercambio productivo.
Esto demanda reserva y coordinación
para evitar un caos babilónico.
Max L. Cetto 1
ecidir cómo empezar este texto sobre mi padre es complicado, en especial por la calidad
Dde las plumas convocadas y que accedieron con alegría a embarcarse en esta tarea. Me
siento honrada de estar en tan buena compañía pues se trata de profundos conocedores de
la obra de Cetto; de miradas, de análisis, de reflexiones desde la arquitectura misma. La mía
será necesariamente una aproximación más anecdótica y la oportunidad de dejar una serie
de testimonios.
El viaje de una semilla
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Leo en el trabajo de Susanne Dussel un apunte –que se hará explícito más adelante– sobre
los ventanales del hoy célebre edificio para artistas (Luis Barragán + Max Cetto), ubicado en
la glorieta Melchor Ocampo 38, colonia Cuauhtémoc de la Ciudad de México, y encuentro
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aquí un hilo conductor para en mi relato transitar entre la etapa alemana del entonces muy
joven arquitecto, su obra temprana en México y su obra madura, cuando ya había instalado
su despacho y le era posible firmar sus proyectos, tras haber adquirido finalmente la nacio-
nalidad mexicana y su cédula con efectos de patente.
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El edificio para artistas consigna el año de arribo de Max Cetto a México –1939–
cuando, a pocos días, no sólo había contactado a varios arquitectos sino que ya trabajaba
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con ellos. Es que a su paso por California, en especial, durante su estadía en el despacho de
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Richard Neutra en San Francisco, se había documentado sobre el acontecer arquitectónico
en México. Así que prácticamente recién llegado a la capital, durante las mañanas dirigía las
obras del Hospital Infantil de la Ciudad de México. Cetto descubrió la obra artesanal local
en éste, su primer trabajo, que le dio José Villagrán. Le tocó dirigir la obra sin saber español,
llegaba a casa a buscar en el diccionario las palabras que había escuchado de boca de los
maestros albañiles, y no las encontraba. Además, según sus relatos: “el sueldo que me daba
1 Max Cetto, Modern Architecture in Mexico/Arquitectura moderna en México (Nueva York: Frederick A. Praeger, Inc.,
1961), 30.
2 Susanne Dussel Peters, Max Cetto (1903-1980) Arquitecto mexicano-alemán (Ciudad de México: Uam Azcapotzalco,
1995) disponible en http://zaloamati.azc.uam.mx/handle/11191/1453.
3 El hilo conductor es la proporción rectangular vertical de los ventanales del edificio para artistas, misma que utilizó
Cetto en una obra temprana en Frankfurt y posteriormente en obras de su época madura.
4 Al respecto recomiendo ampliamente el texto de Suleman Anaya, “Luis Barragán’s Forgotten Works, Revisited” en The
New York Times Style Magazine (24 de julio de 2020).
5 La estadía de Cetto en Estados Unidos inició en Nueva York, desde donde su travesía en diagonal hasta el oeste lo
llevaría, en primera escala, con Walter e Ise Gropius en Lincoln, Massachusetts y, como relata Humberto Ricalde, “hasta
Richard Neutra y sus casas californianas, quizás la más radical búsqueda, llena de resonancias wrightianas, de la vanguardia
europea en Norteamérica, un tiempo trabajando con Neutra y una cumplida visita al maestro Wright en el santuario de
Talliesin”. Humberto Ricalde, Max Cetto: Vida y obra (Ciudad de México: Unam, Facultad de Arquitectura, 1995), 14.
6 A manera de ilustración menciono que en el Archivo Max Cetto de la Uam Azcapotzalco se encuentra una perspectiva
a color de la autoría de Cetto para la casa Kahn, desarrollada en el despacho de Richard Neutra.
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