Page 19 - Libro Max Cetto
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Juan Manuel Heredia
necesarias correlaciones entre “hacer y pensar” (fabrica et ratiotinatione) o “significado y signi-
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ficante. De manera análoga, Cetto reiteraba el necesario balance entre “razón” y “compe-
netración” (Einfühlung) requerido en la arquitectura. Para dar a entender que sus propuestas
no eran simples dicotomías de carácter dualista, destilando las teorías filosóficas y artísticas
de las que se había nutrido en Alemania Cetto afirmaba que “la arquitectura es un conjun-
to cuya unidad es más que la suma de sus partes” y que su belleza “no puede demostrarse
lógicamente”, ya que “apela más bien a la intuición directa y sencilla”. Y más adelante, en
alusión a lo inadecuado de la lógica causal del lema orgánico-funcionalista “la forma sigue
a la función”, elaboraba: “Para nosotros las relaciones entre finalidad y forma son demasiado
profundas como para compararlas a un proceso biológico, pero también demasiado directas
para la comprensión intelectual”. 21
Y en lo que parecería ser su mayor aproximación a una definición de la arquitectura, la
describía simplemente como “una construcción en la tierra, entre otras construcciones, agua,
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arboles y nubes”. Objetivismo aparte (la arquitectura como construcción), este esbozo de
definición resonaba con la famosa caracterización de Martin Heidegger del habitar humano
como codeterminado con el acto de construir y comportando estar “sobre la tierra, bajo el
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cielo, ante los dioses y entre los mortales y las cosas”. Enfocándose en la construcción y no
en el habitar, la definición de Cetto insertaba de todas maneras al habitar de forma indi-
recta, aunque menos esotéricamente que Heidegger. Esto lo desarrollaba enseguida (como
veremos un tanto equívocamente) cuando, al hacer apología de la definición albertiana del
arquitecto, la criticaba por igual debido a que según él adolecía de una omisión fundamental:
“En esta descripción excelente [de Alberti] no se ha omitido nada excepto lo más importan-
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te: el concepto de espacio y su formación (dem Begriff des Raumes und seiner Gestaltung).”
Cetto, el espacio y el habitar
Al mencionar al espacio como el ingrediente ausente en la definición albertiana del arqui-
tecto, Cetto introducía un concepto que, en efecto, jamás fue mencionado por Alberti y que
muchos arquitectos modernos como él consideraban crucial en cualquier discusión sobre
su quehacer. Cetto tenía sólidas credenciales para afirmarlo y “corregir” a Alberti: no sólo
el haber estudiado y trabajado en Alemania, lugar en donde “el concepto de espacio y su
formación” surgió por primera vez para la arquitectura, sino también porque fue cercano a
Sigfried Giedion, uno de los principales teóricos del espacio arquitectónico del siglo XX.
Así, en su libro Cetto realizaba un apretado resumen del desarrollo del concepto de espacio
que claramente derivaba de Giedion, sugiriendo correctamente que la invención de la pers-
pectiva y la arquitectura barroca romana estaban en el origen del descubrimiento del espacio
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como categoría fundamental para la arquitectura. Cetto también intuía, de forma acertada,
que fue un autor alemán quien formalmente introdujo y desarrolló el concepto de espacio
arquitectónico: “Según tengo entendido fue August Schmarsow quien a principios de este
20 La resolución de las cuales requería que el arquitecto tuviera un “ingenio dinámico” (ingenio mobile): Vitruvio (Marco
Lucio), Los diez libros de la arquitectura (Barcelona: Iberia, 1997), 124. En el manuscrito original: Libro 5, Capítulo 6,
Sección 7.
21 Max L. Cetto, Modern Architecture in Mexico, 25
22 No obstante esto, en ese preciso momento Cetto cambiaba las connotaciones de su definición y para referirse a la
“arquitectura” utiliza el vocablo alemán Baukunst (arte de la construcción) en vez de Architektur.
23 David Farell Krell ed., Martin Heidegger, Basic Writings (San Francisco: Harper, 1977), 353.
24 Max L. Cetto, Modern Architecture in Mexico, 10
25 Ver especialmente Sigfried Giedion, Space, Time and Architecture: The Growth of a New Tradition (Cambridge: Harvard
University Press, 3ª ed. 1954), 30 y ss.
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