Page 21 - Libro Max Cetto
P. 21
Juan Manuel Heredia
mencionaba, a las distintas correlaciones que entraban en juego en ella y que constituían
precisamente el campo de acción de los arquitectos: su territorio o horizonte disciplinar.
Cetto y las constantes históricas de la arquitectura mexicana
Toda está disgresión teórica de Cetto correspondía a la parte introductoria de su libro, en
donde pretendía situar a la arquitectura moderna de México en el contexto internacional.
Por un lado, alababa el ingenio precoz y la independencia de sus colegas mexicanos, cele-
brando que “sin influencia extraña directa” y sin contar con grandes figuras locales pioneras,
33
habían “aprendido el lenguaje contemporáneo en el transcurso de una generación”. Tam-
34
bién mencionaba los elogios que habían recibido de críticos extranjeros, pero advertía
que éstos no debían conducir a triunfalismos y recomendaba tomar en cuenta las críticas
35
recientemente expuestas por otras figuras igualmente importantes. De forma caracterís-
ticamente conciliadora, Cetto afirmaba que la arquitectura moderna en México tenía “los
mismos méritos [y] las mismas fallas que la arquitectura internacional”. Así las cosas, con-
minaba a realizar “una apreciación serena de nuestras circunstancias particulares para con
una orientación cuidadosa (sorgfältige Orienterung)” y “un criterio independiente de la moda
del momento” poder aquilatar la arquitectura del país. Esa “apreciación serena”, esa “orien-
tación cuidadosa”, ese “criterio independiente”, era precisamente la reafirmación disciplinar
representada por su libro.
Después de su introducción, Cetto hacía un recorrido por la historia de la arquitectura
mexicana en sus distintas épocas: precolombina, colonial, independentista y contemporánea,
en el que exponía otra vez sus ideas relativas a la arquitectura y la disciplina. Su apreciación
de la arquitectura precolombina era muy positiva; ilustraba su recorrido con obras del alti-
plano central, Oaxaca y la región maya, para destacar la unidad de los conjuntos ceremonia-
les, la “armonía” de sus proporciones y su “resonancia” (Zusammenklang) con el paisaje. Sobre
esto último precisaba que no se trataba de una simple actitud de mimetismo, ya que los
arquitectos precolombinos siempre “imprimieron un sello intelectual” en donde edificaban.
Cetto también destacaba la ornamentación de los conjuntos y llamándola retroactivamente
“integración plástica” la asociaba a cierta “fuerza vital” y sentido “innato” de horror vacui de
los mexicanos. También observaba el hecho de que el gusto por la ornamentación no se
supeditaba a las capacidades técnicas de sus arquitectos, sino que estaba intencionalmente
priorizada sobre ellas. Basándose en la autoridad de los arqueólogos Ignacio Marquina y
Salvador Toscano, ponía como ejemplo los pequeños claros internos de los edificios, que
justificaba en relación a lo predominante que para la población mexicana era la relación con
el cielo y la vida en el exterior.
Cetto observaba en cambio que con la arquitectura colonial arribaban a Nueva España
por primera vez los grandes espacios interiores. De ello daba el crédito principalmente a los
33 Max L. Cetto, Modern Architecture in Mexico, 9-10. Figuras de la talla de Antonio Gaudí, August Perret, Henri Van
de Velde o Frank Lloyd Wright, o “talentos” europeos como los llegados a EUA: Walter Gropius, Alvar Aalto, William
Lescaze, Richard Neutra, Antonin Raymond, Eliel y Eero Saarinen, Marcel Breuer, Josep Lluís Sert o los hermanos Kahn.
34 Como Richard Neutra, Alberto Sartoris, John McAndrew y Henry-Russell Hitchcock. Cetto aludía a los siguientes
escritos: I. E. Myers, Mexico’s Modern Architecture (Nueva York: Architectural Book Publishing, 1952), 20-22; Alberto
Sartoris, Encyclopedie de l’Architecture Nouvelle, vol. 3 Ordre et Climat Américains (Milán: Ulrico Hoepli, 1954); John
McAndrew, “Good Buildings by Good Neighbors”, Art News (enero de 1956): 41-43, 62-64; y Henry-Russell Hitchcock,
Latin American Architecture since 1945 (Nueva York: The Museum of Modern Art, 1955).
35 Aquí se refería a Bruno Zevi, Sybil Moholy-Nagy y Max Frisch y aludía a los siguientes textos: Bruno Zevi, “Grottesco
Messicano”, L'Espresso (29 de diciembre 1957), traducido al español en Arquitectura México (junio de 1959), 111-112;
Sybil Moholy-Nagy, “Mexican Critique”, Progressive Architecture (noviembre de 1953), 109, 170, 173, 175; y Max Frisch,
“Cum Grano Salis. Eine kleine Glosse zur schweizerischen Architektur” (1953) y “Der Laie und die Architektur. Ein
Funkgespräch” (1954), Gesammelte Werke in zeitlicher Folge, 1945-1956, vol. 3.1 (Frankfurt A.M.: Suhrkamp, 1976), a
partir de la página 230.
21