Page 23 - Libro Max Cetto
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Juan Manuel Heredia
Los arquitectos modernos [de México] muchas veces defienden sus puntos de vista
–basados en la tecnología contemporánea, los materiales de construcción y las exigencias
de la comodidad moderna– con una tenacidad que no sólo hiere los sentimientos popu-
lares, sino que también el sentido común y un temor justificado por la uniformidad. 42
Por lo anterior, Cetto sugería a sus colegas poner más atención en la arquitectura anóni-
ma y vernácula del país, pues mostraba soluciones que podían servir a los problemas que en-
frenaban; aunque confesaba que en contextos urbanos estas soluciones debían tamizarse por
factores más complejos. Concretamente, lo que proponía era evitar imitaciones superficiales
de arquitecturas pasadas, una actitud que consideraba reflejo de la conciencia de clase de la
pequeña burguesía. La crítica de Cetto hacia este grupo social resucitaba un argumento pa-
recido, formulado por él a la arquitectura del nacional socialismo en Alemania. En efecto, en
su célebre “Carta de un joven arquitecto al Dr. Goebbels”, Cetto criticaba el tradicionalismo
de los arquitectos favorecidos por el Tercer Reich, calificándolo de “nacionalismo kitsch” y
acusándolos de promover “consciente o incoscientemente” los ideales de propiedad privada
de la burguesía. Asimismo, le contraponía la arquitectura de la “nueva objetividad” como
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una contribución más genuina de Alemania a la arquitectura mundial. Su argumentación
en favor del Neue Sachlichkeit no estaba basada en criterios estilísticos o funcionales, sino en
las “disciplinas formales” que poseía y que se mostraban más adecuadas a los tiempos mo-
dernos. De forma análoga, en su libro Cetto criticaba las actitudes superficialmente tradi-
cionalistas de los arquitectos mexicanos y afirmaba que “no pueden remediarse los males [de
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la modernidad] con lamentaciones o códigos estéticos.” En ese sentido no podía evitar ver
negativamente el creciente interés de sus colegas por incorporar motivos prehispánicos en
su obra. Cetto destacaba principalmente al museo Anahuacalli de Diego Rivera y su amigo
y compadre Juan O’Gorman como ejemplo de nacionalismo “condenado al fracaso”. El
nacionalismo de la arquitectura mexicana era precisamente uno de sus frentes de crítica a la
arquitectura moderna de México, pero antes de abordar estos frentes es necesario reparar en
la contextualización que hacía de esta arquitectura en su libro.
Cetto y la arquitectura moderna de México
Cetto iniciaba su análisis con otro epígrafe, esta vez de Walter Gropius, una de las más impor-
tantes figuras de la arquitectura del siglo XX y un amigo muy cercano suyo:
Abandonando la mórbida persecución de “estilos” hemos comenzado ya a desarrollar
conjuntamente ciertas actitudes y principios que reflejan la nueva forma de vida del
hombre del siglo XX. Hemos comenzado a comprender que diseñar nuestro ambiente
físico no significa aplicar un conjunto fijo de reglas estéticas, por el contario, corporiza
[embodies] un crecimiento interno continuo, una convicción que recrea continuamente
la verdad, al servicio de la humanidad. 45
42 Max L. Cetto, Modern Architecture in Mexico, 21.
43 Max L. Cetto, “Brief eines jungen deutschen Architekten an Dr. Goebbels”, Die Neue Stadt (mayo de 1933): 26-28.
La carta se reproduce en Anna Teut (ed.), Architektur Im Dritten Reich 1933-1945 (Berlín: Ullstein, 1967),
142-146. Fue traducida por Mariana Frenk-Westheim y publicada en Susanne Dussel Peters, Max Cetto, 1903-1980:
Arquitecto mexicano-alemán (Ciudad de México: Universidad Autónoma Metropolitana, 1994), 70-75. Ver también
mi tesis doctoral, Juan Manuel Heredia, “The Work of Max Cetto: Restorations of Topography and Disciplinarity in
Twentieth-Century Modern Architecture” (Filadelfia: University of Pennsylvania, 2008), 91-99.
44 Inteligentemente Cetto citaba el argumento de Kenzo Tange de que la tradición “debía fungir como catalizador que
debía desaparecer al haber realizado su función”.
45 Max L. Cetto, Modern Architecture in Mexico, 23. El pasaje se encuentra en el libro de Gropius, Scope of Total Architecture
(Nueva York: Collier, 1962), 153.
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