Page 28 - Libro Max Cetto
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Max L. Cetto y el territorio de la arquitectura
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en el art nouveau como en la Bauhaus. En su libro destacaba de forma acertada la gran
influencia que los muralistas mexicanos habían ejercido sobre la arquitectura del país, pero
opinaba que el principal problema de la integración plástica promovida por ellos residía en
la “discrepancia” entre su arte figurativo y la naturaleza abstracta y de herencia vanguardis-
ta de la arquitectura moderna. Efectivamente, para Cetto el muralismo estaba “estancado”
en formas realistas de representación, debido principalmente a consideraciones de orden
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propagandístico y por ello mismo “frecuentemente anti-arquitectónico”. Así, veía en casi
todos los intentos de integración plástica de Ciudad Universitaria un resultado opuesto al
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deseado: “desintegración”. Para él “la obra decorativa más convincente” del conjunto era
el gran mural hecho a base de mosaicos de piedra realizado por O’Gorman para la Biblio-
teca Central. Contra la “autocrítica” de su propio autor (en la que responsabilizaba no a los
mosaicos, sino a la arquitectura del edificio de no ser acorde al lenguaje realista de la obra
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plástica), Cetto veía precisamente en este mural un carácter arquitectónico que lograba la
integración, aunque O’Gorman no lo reconociera. Según Cetto el problema principal en el
juicio de O’Gorman era que “invertía el orden natural [léase, la jerarquía] entre la arquitec-
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tura y las artes hermanas”. Esto resonaba mucho con Poelzig, para quien la arquitectura
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era ante todo ars magna (gran arte), una idea asimilada por Cetto quien, con gran valentía,
la había expuesto a Goebbels en su carta al advertirle que la arquitectura era el “arte ma-
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yor” (grosse Kunst): “aquel que integra todas las demás actividades humanas productivas”.
Nociones aparentemente pretenciosas, ars magna y grosse Kunst, se traducen simple y
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redundantemente en arquitectura. Y en una más de sus reafirmaciones disciplinares, pero
también en lo que se leía como un polémico llamado a la subordinación de los artistas “plásticos”
–de tan fuerte personalidad en México– a la autoridad del arquitecto, Cetto sentenciaba que
la integración de la artes requería de “colaboradores disciplinados” (disziplinierter partner). 82
Pero más que la biblioteca, cuya virtud residía en lo “arquitectónico” de su decoración,
los proyectos más exitosos desde un punto de vista realmente integral de Ciudad Universi-
taria eran para él las instalaciones deportivas: los frontones de Alberto T. Arai y el estadio
olímpico de Augusto Pérez Palacios, Jorge Bravo Jiménez y Raúl Salinas Moro. De ambos
proyectos Cetto destacaba su adaptación al paisaje y su relación con la arquitectura de los
centros ceremoniales prehispánicos, pero como los frontones dependían de un sistema de
marcos de concreto ocultos que posibilitaban su forma exterior, el estadio representaba una
más honesta e ingeniosa interpretación de los métodos constructivos de las antiguas pirámi-
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des. De este proyecto Cetto elogiaba su armoniosa y evocativa forma, resultado de un pro-
ceso constructivo que consistía en grandes movimientos de tierra, así como el gran relieve
74 Max L. Cetto, Modern Architecture in Mexico, 215 n. 15.
75 En esta apreciación concordaba con Giedion, quien desdeñaba al arte del “realismo social” por ver en él una gran carga
ideológica que obstaculizaba una verdadera “síntesis de las artes”. En efecto, como secretario general del ciam, Giedion
veía en las vanguardias abstraccionistas y cubistas el filtro esencial en el paso hacia una modernidad arquitectónica, y eran
por tanto esas vanguardias las más aptas para generar dicha síntesis, Sigfried Giedion, Architecture, You and Me: The Diary
of a Development (Cambridge: Harvard University Press, 1958) 79-92.
76 Max L. Cetto, Modern Architecture in Mexico, 30.
77 Ver Juan O’Gorman, “Autocrítica del edificio de la Biblioteca Central de la Ciudad Universitaria” (1953) en Ida
Rodríguez Prampolini coord., La Palabra de Juan O’Gorman (Ciudad de México: unam, 1983), 163-164. La apreciación
de Cetto coincidía con (y quizás estaba basada en) la de Henry-Russell Hitchcock, quien afirmaba que el mural de la
biblioteca era “eminentemente arquitectónico” (Hitchcock, Latin-American Architecture Since 1945, 77).
78 Max L. Cetto, Modern Architecture in Mexico, 30.
79 “La arquitectura como ars magna no puede simplemente extraerse del suelo, sino que surge sólo ahí donde una gran
revolución unificadora ha ocurrido y en donde la convicción de que debemos trabajar para la eternidad ha echado raíces.”
Hans Poelzig citado en Marco Biraghi, Hans Poelzig. Architettura, Ars Magna (1869-1936) (Venecia: Arsenale, 1992), 6.
80 Max L. Cetto, “Brief eines jungen deutschen Architekten an Dr. Goebbels”.
81 La raíz arché significa “mayor” o “principal” y techné (vinculada a la raíz tecton, “artífice” u “obrero”) “técnica” o “arte”. Ver
José Ricardo Morales, Arquitectónica: sobre la idea y el sentido de la arquitectura (Santiago: Universidad del Bío-Bío, 1984),
159-164.
82 Max L. Cetto, Modern Architecture in Mexico, 30.
83 Max L. Cetto, Modern Architecture in Mexico, 30.
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